Un amor sencillo

Texto escrito por David Rodríguez (jdavidrp@yahoo.es)

Que podemos decir acerca del día de la Madre, en realidad, es difícil llegar a una única idea, todos los pensamientos y sentimientos que se nos suscitan no hacen más que mostrar lo grande, no del día en si mismo, sino de la maravilla de tener a una persona que nos cuidó desde que empezamos a tener vida, desde el vientre. Y es que el amor de una madre es tan grande que, valga la redundancia, sólo una madre lo puede experimentar, y lo podemos ver en la entrega generosa, la paciencia, las noches en vela, la comprensión, en tantas situaciones cotidianas, que por ser cotidianas llegan a pasar desapercibidas ante nuestros ojos, pero que detrás de ellas existe un gran amor, un amor que es capaz de dar la vida por nosotros. Y tenemos muchas mujeres que lo han demostrado.
Habrá quienes digan que este día consiste en regalar a la mamá un horno microondas, o una fragancia, o sino tal o cual prenda de vestir, o regalarle un viaje todo pagado a algún lugar, o mejor unas joyas… y los entiendo, porque vivimos en un mundo que quiere distorsionar lo más puro y bello del amor, el amor a tu madre no se lo podrás demostrar comprándole uno de estos objetos, ni siquiera el más caro de ellos. Si queremos demostrarle nuestro verdadero amor, entonces aprendamos a hacerlo, pero la pregunta sería ¿de quién podemos aprender?, pues del Señor Jesús. Tan grande era el amor del Señor hacia su madre, que atendía a sus súplicas, como sucedió en las bodas de Caná, donde le pidió que ayudara a los novios, tan sólo por citar un ejemplo. Contemplemos el corazón del Señor Jesús y aprendamos de su amor, tan grande y tan sencillo; y veremos también el corazón de María, no nos olvidemos de ella, que Madre Nuestra es, que aunque no lo reconozcas en este mundo tan lleno de indiferencia, está allí, justo allí a nuestro lado.
Finalmente, regálale a tu madre lo más grande, pero a la vez lo más sencillo que le puedas dar, piénsalo bien no será muy difícil, sabes que cosa... te doy un dato, es algo que no se acabará nunca y que lo podrá tener todos los días de su vida… tu amor, manifestado en actos llenos de agradecimiento. Te invito a que le pidas a nuestra Madre, la Virgen María, que la cuide y la proteja todos los días de su vida.